Son tinturas preparadas bajo el método del Dr. Eugenio Martínez Bravo (1922-2003), destacado médico e investigador mexicano de la Universidad de San Luis Potosí, por el cual se extraen los ingredientes activos de las plantas (incluso de tejidos y medicamentos) para posteriormente utilizarlos en dosis muy diluidas (de mil a quince mil veces menores que las utilizadas generalmente, pero menos diluidas que en la homeopatía) y aplicadas en terminaciones sensoriales (principalmente de la lengua), las cuales han mostrado efectividad para tratar los más diversos padecimientos al mismo tiempo que mayor seguridad para quien las consume (disminuyendo significativamente la toxicidad y efectos adversos).
El doctor Martínez Bravo también era un activista social, comprometido con los que menos tienen (incluso fue encarcelado por sus vínculos con Genaro Vázquez Rojas y su guerrilla), por lo cual el enfoque de la tecnología de la microdosis está en que las propias comunidades, con la participación de los ancianos y médicos tradicionales, tuvieran los elementos necesarios para usar la tradición herbolaria con mejores resultados, a bajo costo.
Sin embargo, dada la poca publicidad que han tenido sus descubrimientos (que han sido transmitidos a través de los libros y de boca en boca) y, por el otro lado, la desconexión que existe en nuestras sociedades urbanas modernas con la tradición herbolaria, el propósito de este sitio, de Spiritus Mundi, es poner a disposición de los "usuarios urbanos" dicha tecnología, con tinturas preparadas con las plantas medicinales de las distintas regiones del país, así como de otras plantas medicinales del mundo.
Con más de 20 años de uso de esta técnica por parte de diversas comunidades y con verificación científica, principalmente en universidades de México y Cuba, se ha desarrollado conocimiento acerca de la efectividad de las microdosis y de su mecanismo de acción, se han identificado las siguientes ventajas en el empleo de este sistema terapéutico:
1. Al abatir las dosis hasta cinco a quince mil veces, nos acercamos al ideal de la terapéutica: medicación sin intoxicación
2. Los costos se reducen casi en la misma proporción en que disminuyen las dosis terapéuticas.
3. Se reducen los efectos adversos, la hospitalización y la mortalidad derivada del mal uso de los medicamentos alopáticos o de su toxicidad intrínseca bajo las dosis recomendadas.
Al aplicar un estímulo químico (las gotas de microdosis), de manera reiterada, en las terminaciones sensoriales del gusto, o en otras terminaciones nerviosas (oido, olfato, tacto, etc.) se desencadenan acciones por vía neuro hormonal (hipotálamo-corteza cerebral-terminaciones efectoras de curación); mecanismo que había sido desapercibido hasta ahora.
Es decir, en vez de usar el torrente sanguíneo para llevar el medicamento (como funcionan los medicamentos de síntesis química), se estimulan las terminaciones sensoriales locales, se envían señales hasta el hipotálamo y de ahí hasta la corteza cerebral, llegando luego hasta el sitio de acción del medicamento administrado y generando el efecto curativo deseado.
1. Se utilizan preferentemente plantas frescas (correctamente identificadas y asegurándose que no hayan sido sujetas a químicos tóxicos, tales como plaguicidas, etc.), aunque también se pueden utilizar plantas secas.
2. La planta, partida en trozos pequeños, se coloca dentro de un frasco de paredes oscuras (vidrio ámbar), o forrado con cartón, moderadamente apretada hasta llenar el frasco; se agrega alcohol de caña de 95 a 96º hasta las dos terceras partes; la tercera parte faltante para cubrir la planta es de agua potable, sin cloro. Luego se tapa herméticamente el frasco y se etiqueta. En el caso de plantas suculentas o carnosas como en el caso de la zábila, o frutas como la papaya, con gran contenido de agua, la preparación se hace casi sin agua (una quinta o sexta parte), el resto alcohol puro.
3. Se guarda el frasco en un sitio fresco, seco y oscuro, de vez en cuando se agita. Al cabo de quince o treinta días se cuela para separar el residuo vegetal; el líquido se guarda nuevamente en el frasco; es la tintura.
También se pueden elaborar las "tinturas dobles": en lugar de utilizar dos partes de alcohol y una de agua, cubrimos totalmente la planta con alcohol puro y la dejamos reposando en un lugar oscuro durante dos días; al cabo de los cuales separamos el líquido y lo guardamos en frasco hermético en el mismo sitio; al residuo de la planta le añadimos media cantidad de agua pura y la agitamos de vez en cuando por dos días más, al término de este tiempo juntamos los líquidos y ya tenemos la “tintura doble”.
En Spiritus Mundi utilizamos una técnica combinada: se dejan macerar las plantas en una solución de alcohol puro por al menos 28 días, posteriormente al residuo de la planta se le añade agua pura con la cual se extraen los demás principios y al final se combinan los líquidos en una proporción de dos terceras partes de alcohol y una de agua para producir una tintura madre para microdosis.
Las tinturas para microdosis no deben consumirse directamente, tal como fueron preparadas, deben primero diluirse en agua potable.
Para el caso de tinturas de plantas medicinales se emplean desde 8 gotas hasta 2 ml. (60 gotas aproximadamente) en 10 ml. de vehículo cuya proporción se calcula considerando la concentración de sustancias de la planta o su toxicidad (consultar el uso y dosificación de cada planta).
Al usar esencia se utilizan de 2 a 3 gotas para cada 10 ml de vehículo.
En general, se utilizan dos gotas de cada microdosis cuatro veces al día, aplicadas sobre la lengua o en cualquier parte de la boca (pues invariablemente la solución llegará a las papilas gustativas). Cuando se desean efectos locales como en el caso de amigdalitis o padecimientos de las encías (en donde suele usarse la planta Sangre de Drago), se aplicarán cinco gotas para gargarismos antes de tragarlas; o fricción sobre la encía, cuatro veces al día.
En el caso de enfermedades graves o cuadros agudos severos se administran dos gotas del fármaco principal cada cinco minutos; por ejemplo, en caso de dolor: Buscapina; para un cuadro infeccioso: Estafiate o Eritromicina; con límite máximo de una hora, aún cuando al cabo de “X” dosis el paciente haya mejorado; continuar administrando dos gotas del medicamento cada hora, por un lapso de 24 horas, prosiguiendo luego cuatro veces al día.
Numerosos pacientes padecen varias enfermedades simultáneamente, para ellos se prescribirán microdosis diarias, pero separado un medicamento de otro por un minuto, pueden ser hasta 10 ó 12 microdosis diferentes.
El tratamiento se sostiene mientras existan los síntomas o signos de la enfermedad, más un tiempo igual al que tardó en aliviarse; para evitar recaídas.
Para enfermedades crónicas puede ser necesario sostener el tratamiento indefinidamente; en caso de haber algún rechazo o falta de respuesta puede administrarse un medicamento alterno.
Si el paciente muestra desagrado o repulsión a cierto medicamento, debe suspenderse; para ello es que recordemos administrar las microdosis separadamente por uno intervalo de un minuto por lo menos.
1. Martínez Bravo, Eugenio. Villalta, Maricela. (2016). Guía Terapéutica con Microdosis, Plantas medicinales, sustancias químicas, medicinas de patente, glándulas y tejidos. Editorial Herbal.
2. Martínez Bravo, Eugenio. (2012). Microdosis: Medicina para un Nuevo Milenio. Selección de Obras (Actualización al 2000). Editorial Herbal.
3. Martínez Bravo, Eugenio. (2010). Vademecum para el empleo de microdosis (con un apéndice de tratamiento en odontología). Editorial Herbal.
4. Martínez Bravo, Eugenio. Martínez Olivares, Dora. (2016). Farmacología, Medicina Tradicional y Microdosis. Editorial Herbal.
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