Son tinturas preparadas bajo el método hermético, es decir, aplicando los principios de una tradición que podemos remontar a la herencia Egipcia, pero que sus raíces podemos encontrar antes de ella, y que parten de la correspondencia entre las cosas de "abajo" (la tierra) y el "arriba" (el cielo), o como dice el axioma más famoso de dicha doctrina: "como es arriba es abajo y como es abajo es arriba".
Sin embargo, es Theophrastus Phillippus Aureolus Bombastus von Hohenheim, mejor conocido como Paracelso (1493-1541), médico y alquimista suizo, quien popularizó el método en la cultura europea, partiendo de la idea de que el uso más importante que podía hacerse de la alquimia, era el de preparar medicinas que restablecieran el equilibrio químico de un cuerpo alterado por la enfermedad.
Algunos historiadores lo consideran un precursor de la biología, la antropología y la bioquímica, otros como Carl Jung lo consideran uno de los pioneros del psicoanálisis y otros más lo llaman el "padre" de la toxicología porque fue el primero en entender que ciertos venenos, administrados en pequeñas dosis, podían funcionar óptimamente como medicamentos. "Dosis sola facit venenum" (la dosis hace al veneno) es una de sus frases más célebres y la máxima de esa disciplina.
Pero lo cierto es que si bien recibió una formación universitaria su principal fuente de conocimiento eran las enseñanzas antiguas y se oponía rotundamente a los médicos de la época, a quienes provocaba, insultaba, despreciaba y humillaba en cualquier oportunidad. Por lo mismo, sus tesis fueron mantenidas fuera del establishment hasta nuestros días.
Una de sus mayores contribuciones a nuestro entendimiento de la alquimia fue la idea de que no solamente existían dos principios: el azufre y el mercurio, sino que también existía la sal. Obviamente hablaba en el lenguaje alquímico, es decir, figurado, donde el azufre se refiere a aquello que contiene las características específicas del material (alma), en el caso de las plantas su aceite esencial el cuál le da el olor distintivo a cada planta. Por su parte el mercurio se refiere a aquello que es común a todo el reino (espíritu), en el caso del vegetal, el alcohol que se produce por la fermentación de la planta. Y la innovación (o revelación) es la sal (el cuerpo), es decir, el producto purificado de la calcinación de los desechos de la planta (una vez extraído el alcohol y el aceite esencial), osea una sal de carbonato de potasio y los compuestos minerales exclusivos de cada planta.
Pero no es solamente la disección de la materia en estos tres elementos lo que caracteriza a una tintura alquímica o espagírica, sino todo el proceso: desde la selección de los ingredientes, los horarios que se utilizan para los diversas operaciones, la intención del operario y, por supuesto, el momento de la reunión de los tres elementos para crear un nuevo cuerpo purificado. En este sentido, la preparación de una tintura alquímica no solamente es un ritual espiritual para quien la prepara, sino que lleva esa connotación también para quien la consume.
Para el caso de las tinturas espagíricas vegetales, el primer paso es seleccionar el día y la hora en la que se tiene que cortar la parte de la planta a utilizar: todas las plantas tienen una signatura astrológica o mágica de acuerdo a sus propiedades y cada día de la semana y hora del día tiene su correspondencia con cada una de esas signaturas espirituales. Así, por ejemplo, las flores de lavanda se recogen en miércoles y las plantas de romero en domingo, las primeras en la hora específica que gobierna Mercurio (Mg) y las segundas en la hora del Sol (Au).
Y es que en la tradición existe una correspondencia entre los 7 días de la semana, los 7 metales de la antigüedad (oro, plata, mercurio, cobre, hierro, estaño y plomo), los 7 planetas (Sol, Luna, Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno) y los 7 centros energéticos del hombre (mejor conocidos como Chakras), los colores, las notas musicales y cada una de las operaciones de la alquimia.
En la elaboración de la tintura espagírica convergen la cábala, la astrología, la magia y la química, sin que haya una distinción entre lo material y lo espiritual; a eso llamamos alquimia. El alquimista le da una intención a su trabajo, utiliza herramientas mágicas para la recolección de sus plantas (en nuestro caso una hoz de cobre con mango de hueso), planea cada una de sus operaciones en función de las correspondencias de la planta y de sus regentes, purifica sus ingredientes conforme a los procedimientos planteados por la tradición y, finalmente, los vuelve a unir cuando es el momento indicado.
Ahora bien, desde el punto de vista qúimico, la tintura de una planta se hace normalmente extrayendo el aceite esencial a través de una destilación por arrastre (usando vapor de agua), fermentando la planta para obtener un alcohol que es rectificado a través de un proceso de varias destilaciones y conjuntando estas dos materias con la sal purificada de la planta. De hecho, esta es la fórmula (obviamente el proceso es más complejo) para obtener una piedra vegetal, o lo que se conoce como la Obra Menor de la alquimia.
Sin embargo, este proceso puede simplificarse: se hace una extracción en frío dejando macerar la planta en alcohol (lo más puro posible), con lo cual se extrae no solamente la clorofila (con sus ingredientes activos) sino también los aceites esenciales (que son solubles en alcohol y no en agua). Una vez filtrado el resultado de esa extracción, se mezcla con el cuerpo purificado de la planta (conjunción) y se pone a circular: un proceso en donde se pone por un tiempo determinado (desde un ciclo lunar hasta meses) la tintura en un envase que permita la evaporación y la condensación.
Independientemente del proceso químico que se utilice, si la tintura fue hecha bajo el procedimiento alquímico, con intención, disciplina y paciencia, no solamente ésta incluirá los ingredientes activos de la planta, con el consecuente efecto medicinal, sino que también tendrá efecto en los demás cuerpos del hombre, donde la sutileza es necesaria y a veces imperceptible.
Dadas las características espirituales de las tinturas espagíricas, éstas son usadas no sólo como amplificadores o receptáculos mágicos (ver obras de Franz Bardon) sino también como sintonizadores de los diversos centros energéticos. Por ejemplo, se suele consumir una pequeña dosis de una tintura distinta cada día de la semana, de acuerdo a la correspondencia con el regente del día y del centro energético, así como a los aspectos específicos que el alquimista quiere trabajar de sí (las flores de Bach se basan en este concepto, bajo un modelo patentado).
Sin embargo, desde un principio, el componente más evidente y la intención más usada de una tintura espagírica ha sido su efecto medicinal en el cuerpo físico; siempre se han preparado con plantas (u otros ingredientes) cuyas propiedades medicinales son validadas por las distintas tradiciones herbolarias o medicinales del mundo, pero además, se notaba que el efecto era superior al consumo de estos ingredientes bajo otras preparaciones y durante mucho tiempo se pensó que era simplemente por el componente espiritual.
Pero un estudio más amplio ha empezado a arrojar conclusiones muy importantes que nos permiten hablar incluso de las tinturas espagíricas como la primera nanotecnología del mundo.
Por ejemplo, el doctor Daniel Wiseman, de Secret Fire Apothecary, escribió un artículo muy interesante y muy difundido respecto a cómo las tinturas espagíricas son suspensiones coloidales de amplio espectro, lo cual tiene efectos medicinales más potentes que sus contrapartes convencionales.
Lo que plantea Wiseman es lo siguiente: Las sales obtenidas por la calcinación de las plantas están compuestas predominantemente de Potasio (Carbonato), probablemente el electrolito más importante del cuerpo humano. Cuando este carbonato mineral alcalino es introducido en alcohol, los aceites esenciales y otros componentes activos, una variedad de reacciones químicas empiezan a ocurrir. Estas reacciones incluyen, pero no se limitan a, las siguientes:
La suma de estas reacciones incluye un aumento notable de la estabilidad, una biodisponibilidad mejorada, una disminución de los efectos secundarios y, por lo tanto, la necesidad de una dosis más baja. Pero el asunto no termina ahí, veamos lo que sucede en el cuerpo con su consumo:
Descrito por primera vez por Warren Jī en “Evolved Alchemy”, el método de las tinturas espagíricas y sus reacciones químicas se resumen así:
1.Los principios activos primarios de la planta, que se componen principalmente de ácidos carboxílicos, se extraen con un alcohol (etanol en este caso). Cuando estos ácidos orgánicos se combinan con el etanol, comienzan a formarse ésteres, pero esta reacción está limitada por la presencia de agua. Esta es sin duda una de las razones por las que se recomienda un espíritu (alcohol) “rectificado” tanto en los textos clásicos como en los modernos. Pero incluso con el llamado "alcohol puro" y las plantas secas, el alcohol sigue siendo solo del 95-96%, por lo que siempre hay algo de agua involucrada, lo que inhibe todo el potencial de esterificación.
2.Una vez que el material vegetal ha agotado por completo sus componentes clave, las sales minerales de álcali / carbonato recristalizado extraídas del residuo calcinado / lixiviado se reintroducen en el extracto de alcohol (ácido), lo que provoca una reacción catalítica ácido-base que crea nuevos compuestos similares al jabón. La reacción se ve aún más favorecida por la naturaleza extremadamente hidrófila de la sal, que elimina la pequeña cantidad de agua restante y permite el potencial completo de esterificación de los ácidos orgánicos. Además de los ésteres formados en la tintura, las sales de carbonato en combinación con los ácidos orgánicos forman lo que se conoce como sales de ácido carboxílico. Tanto los ésteres carboxílicos como las sales se conocen también como carboxilatos.
Curiosamente, en el mundo farmacéutico moderno de hoy, los ésteres y sales de carboxilato se sintetizan para crear algunos de los tipos de medicamentos más eficaces y seguros llamados profármacos, los cuales consisten en un compuesto agregado, a menudo compuesto por un tensioactivo como una sal alcalina y un ácido lipófilo medicinal. ¿Suena familiar? ¡Estos son los mismos dos ingredientes que se encuentran en los extractos espagíricos!
Inerte hasta que el cuerpo lo metaboliza, el fármaco lipofílicoactivo se vuelve soluble en agua y se transporta a través de los mecanismos de defensa del cuerpo, como la primera digestión. Al ingresar fácilmente a la sangre y las células, el agregado inerte se activa mediante la escisión del ácido activo y el tensioactivo alcalino.
Literalmente, el compuesto activo que se encuentra en la planta viva ha sido "infiltrado" por así decirlo, reanimado por el metabolismo enzimático en el cuerpo. Los profármacos también tienen el beneficio de ser utilizados a demanda por el cuerpo, de manera similar a los compuestos endógenos, reduciendo drásticamente los efectos secundarios debido a sus acciones específicas y la dosis reducida debido a su mayor biodisponibilidad y potencia.
1. Junius, Manfred M. (1979). Spagyrics, The Alchemical Preparation of Medicinal Essences, Tinctures, and Elixirs. Healing Arts Press.
2. Albertus, Frater. (1974). Alchemist´s Handbook, Manual for Practical Laboratory Alchemy. Weiser Books.
3. Mavéric, Jean. (1911). Hermetic Herbalism. The Art of Extracting Spagyric Essences. Inner Traditions.
4. Hurley, Phillip. (1977). Herbal Alchemy. Maithuna Publications.
5. Dubuis, Jean. (2019). Spagyrics, A Practical Course in Plant Alchemy. The Philosophers of Nature.
6. Wiseman, Daniel (2019). Herbal Nanotechnology. How Spagyric Tincturing Methods Produce Full Spectrum Colloidal Suspensions of Natural Prodrugs.
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